* * *
Los Orígenes de
la Humanidad
Si observamos la opinión de la mayoría de las religiones, la humanidad
entera proviene de una pareja original, encarnada en Adán y Eva, según el relato del Antiguo Testamento.
Así, generación tras generación, los descendientes de esta pareja
original, habrían poblado la Tierra, dando origen a todos los hombres, y
mujeres, que han vivido, y, siguen viviendo, en este mundo.
Según la genealogía religiosa, cada uno de nosotros, se remontaría por tanto, a los mismos padres originales, lo que significaría que,, todos somos de algún modo hermanos y hermanas de sangre.
Aunque todo el mundo es perfectamente libre de adherirse a esta explicación, que la religión da sobre los orígenes de la humanidad, creo, sin embargo, que, no puede satisfacer a ninguna persona que piense por sí misma, haciendo caso omiso de los dogmas religiosos.
Desde un punto de vista Rosacruz, la humanidad no es el resultado de una sucesión de generaciones que se remontan a Adán y Eva, sino, de una evolución milenaria, que se ha producido a través de los diversos reinos de la naturaleza.
Este enfoque evolutivo de las cosas es contrario a lo que comúnmente se llama “creacionismo”, teoría religiosa que afirma que el hombre fue creado por Dios, tal y como lo conocemos hoy en día, el sexto día de la creación, si continuamos con el relato de la Biblia.
A pesar de que la lógica y el sentido común deberían ser suficientes para entender que esta versión no tiene fundamento ontológico, millones de creyentes en todo el mundo, todavía se aferran a este dogma.
Sin embargo, en los albores del siglo XXI, ¿cómo se puede ignorar que se han sucedido sobre la tierra ciertos homínidos como los Neandertales, el hombre de Cro-Magnon, etc., hasta llegar al hombre moderno?
Si nos remontamos a los hombres prehistóricos más primitivos, hay que reconocer que eran más similares a los monos antropomorfos que los humanos actuales.
Por otro lado, creo que esto no hace sino demostrar que la evolución ha realizado su trabajo a lo largo de los milenios.
En cualquier caso, la mayoría de los científicos están de acuerdo en que, o bien el hombre evolucionó del mono, o, por lo menos, tiene un ancestro común con él, aún, por determinar.
Personalmente, esa idea no me choca en absoluto, ya que estoy convencido de que no hay y nunca ha habido ruptura alguna entre los reinos vegetal, animal y humano, ya que estos tres reinos forman una continuidad en la cadena de la vida y en la expresión de la consciencia.
El hombre no sólo ha evolucionado mucho en el plano físico, sino que también lo ha hecho en el plano mental y espiritual.
Obviamente, no puede haber comparación entre la inteligencia que demostraba hace 500.000 años, y la que posee hoy en día.
Del mismo modo, la conciencia de sí mismo, de los demás y de su entorno se ha refinado considerablemente, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que haya llegado al final de su evolución.
Si bien es un hecho que la humanidad ha progresado desde que surgió a partir del reino animal, todavía le queda un largo camino por recorrer antes de alcanzar el objetivo que justifica su existencia, es decir, manifestar sobre la Tierra ese estado de Sabiduría, al que la tradición de nuestra Orden denomina
“Estado Rosa-Cruz”.
Según la genealogía religiosa, cada uno de nosotros, se remontaría por tanto, a los mismos padres originales, lo que significaría que,, todos somos de algún modo hermanos y hermanas de sangre.
Aunque todo el mundo es perfectamente libre de adherirse a esta explicación, que la religión da sobre los orígenes de la humanidad, creo, sin embargo, que, no puede satisfacer a ninguna persona que piense por sí misma, haciendo caso omiso de los dogmas religiosos.
Desde un punto de vista Rosacruz, la humanidad no es el resultado de una sucesión de generaciones que se remontan a Adán y Eva, sino, de una evolución milenaria, que se ha producido a través de los diversos reinos de la naturaleza.
Este enfoque evolutivo de las cosas es contrario a lo que comúnmente se llama “creacionismo”, teoría religiosa que afirma que el hombre fue creado por Dios, tal y como lo conocemos hoy en día, el sexto día de la creación, si continuamos con el relato de la Biblia.
A pesar de que la lógica y el sentido común deberían ser suficientes para entender que esta versión no tiene fundamento ontológico, millones de creyentes en todo el mundo, todavía se aferran a este dogma.
Sin embargo, en los albores del siglo XXI, ¿cómo se puede ignorar que se han sucedido sobre la tierra ciertos homínidos como los Neandertales, el hombre de Cro-Magnon, etc., hasta llegar al hombre moderno?
Si nos remontamos a los hombres prehistóricos más primitivos, hay que reconocer que eran más similares a los monos antropomorfos que los humanos actuales.
Por otro lado, creo que esto no hace sino demostrar que la evolución ha realizado su trabajo a lo largo de los milenios.
En cualquier caso, la mayoría de los científicos están de acuerdo en que, o bien el hombre evolucionó del mono, o, por lo menos, tiene un ancestro común con él, aún, por determinar.
Personalmente, esa idea no me choca en absoluto, ya que estoy convencido de que no hay y nunca ha habido ruptura alguna entre los reinos vegetal, animal y humano, ya que estos tres reinos forman una continuidad en la cadena de la vida y en la expresión de la consciencia.
El hombre no sólo ha evolucionado mucho en el plano físico, sino que también lo ha hecho en el plano mental y espiritual.
Obviamente, no puede haber comparación entre la inteligencia que demostraba hace 500.000 años, y la que posee hoy en día.
Del mismo modo, la conciencia de sí mismo, de los demás y de su entorno se ha refinado considerablemente, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que haya llegado al final de su evolución.
Si bien es un hecho que la humanidad ha progresado desde que surgió a partir del reino animal, todavía le queda un largo camino por recorrer antes de alcanzar el objetivo que justifica su existencia, es decir, manifestar sobre la Tierra ese estado de Sabiduría, al que la tradición de nuestra Orden denomina
“Estado Rosa-Cruz”.
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